miércoles, 20 de enero de 2010

¡No quiero volver!

Digamos que el 2010 no lo empezamos con buen pie. Mi soñado día 1 de enero, en el que estaría en el camping a las 16h para comer con mis padres, los padres de Dani, ¡con Alicia!, y con Gemma y Carlos, y en el que sobre las 21 horas estaría tomándome cervezas con mis amigas, resultó ser un interminable día de Año Nuevo en el precioso aeropuerto de Birmingham. Un avería en el motor obligó al piloto a dar la vuelta tras 15 minutos de vuelo. "We have to come back to Birmingham". ¡¿Por qué hoy y a nosotros?!, pensé. 12h30, 13h30, 15h30, 18h y 18h20. Al final despegamos de nuevo a las 18h20. Y a las 22h de España por fin podía abrazar a mis padres, que esperaban en El Altet a verme "con mi abriguito azul". A medianoche llegábamos a la rotonda de los anzuelos. Esa parte de Valencia no tiene nada especial, pero sentirme en casa es algo que no puedo explicar con palabras. Ya en la A-7, leer los carteles publicitarios con reclamos que sabía cantar, ver las montañas secas, el mar al fondo, el termómetro marcando 10ºC, Cullera, su castillo, la Pista de Silla... cualquier detalle me daba la bienvenida. Al llegar a casa de Dani y abrazar a Pepe y a Carmen me emocioné. El sentimiento de "estar en casa con los tuyos" iba creciendo. La planeada paella de verduras se convirtió en una cena pasadas las doce de la noche con un montón de sabores que echaba de menos y, lo más importante, con Lolita, Miguel, Carmen y Pepe como acompañantes. Alicia, Gemma y Carlos tendrían que esperar al día siguiente. Al acostarme en la cama de Pepe, donde dormí todos los días, exclamé: "esto es un sueño, estoy en mi casa". Pareceré exagerada, pero todo tiene una explicación. Creía que estaba bien en Birmingham hasta que volví a Valencia. Ver el sábado por la mañana a mi tía Amparo, a mi querida prima Amparo, a mi tía Consuelo, a mi abue, las tiendas, la calle San Vicente, el Mercado Central, Barón de Cárcer, Abastos... ¡¡¡Rebe y Bar!!! me hizo darme cuenta de lo sola que estoy en Birmingham.

¡No quería volver! No quería ni ver el autobús turístico de dos plantas que recorre Valencia. Nada que 'ensuciara' mi estancia en Valencia y descanso de la vida real. Definitivamente, Birmingham está a años luz de distancia de ser una experiencia como Lyon. Recuerdo cuando volví en Navidad el año de mi Erasmus. Aquello fue vuelta a la vida real. Un descanso de la maravillosa vida paralela que llevas en todo buen año erasmus. En cambio, ahora es exactamente al contrario. Estos intensísimos 9 días en Valencia han sido un descanso en una vida paralela de mi vida real, en el Reino Unido. Precisamente han sido tan intensos porque no vivo allí ahora. Después de llorar más de lo que quisiera, he asimilado que Birmingham es mi vida real actual. Superado lo que llamé 'fracaso en actitud', ahora entiendo que empezar una vida en el Reino Unido, mientras en España estaría seguramente comiéndome los mocos, supone aprovechar y sacarle el máximo partido a la vida, aprendiendo inglés y viviendo una grata, por mucho que me pese, experiencia. Y por encima de todo, al lado de Dani, el pilar de mi vida. Al que necesito cada noche en mi cama, al que necesito contarle, escucharle, compartir, reír, llorar con él... en definitiva, crecer cada día junto a él. Con Dani sueño y lucho por un futuro mejor. Y esto, "ya lo estamos haciendo por ellos".

Sentimientos aparte, el sábado 2 por la tarde, después de una alegre comida en familia con mi hermano, quedé en casa de Rebe con Bar, Ali y Marina. Allí estaban, igual de guapas, de naturales y cercanas. Como si hiciera 24 horas que nos habíamos visto por última vez. Y eso me llenaba. Eso son las amigas. Después de 5 minutos, silencios cómodos y protectores. Esa noche me reí mucho en casa de Ali, especialmente gracias a Carlos dejándose la piel para que su equipo adivinara la película Hulk. Y ellos, tomándole el pelo: "¡Shrek!, !La Máscara!" Esa noche conocí y dormí en mis brazos, como tanta ilusión me hacía, a Alicia. ¡Qué bonita es! Tenía mucho Bilbao pero ahora, sinceramente, le veo bastante Torregrosa. Me encanta ser su tía preferida, ¡porque no tiene otra!

El domingo volvimos a reunirnos los Torregrosa-Belenguer-Rabanaque-Sánchez, con los Bilbao también, llegados de Tenerife para conocer a Alicia. En la mesa, arroz con bogavante. Exquisito. Por la tarde vi a María, a Fani y a Pilar. Un ratito más con María y Francis. El equipo de La Peonza nos reunimos para ponernos al día. Me encantó verlos, como siempre, llenos de proyectos. Esa noche cenamos con Olga y Jesús, con quienes nos reímos bastante pensando en la llegada de Karen. El lunes llegó el momento de ver a Noa, a su mami y a Álex. Noa, la pobre, aunque constipada, estaba encantadora, como siempre. Como sus papás. Y Bar, a mi lado. La noche Reyes, después de unas cerves con Diana, Paula, Rebe y Bar, cenamos con Carlos, Bar y Vera en los 100 montaditos. Este año la lluvia fastidió las ventas y en consecuencia, para cuando llegamos a la relojería, la botella de Cardhu ya se la habían bebido.

Los días pasaban inteeeeeeeeensamente rápido. Con mis padres, en las tiendas, con Bar y Rebe. Incluso el día entero de rebajas bajo la lluvia con estreno incluido junto a Mi Vida... y buscando hueco para ver a la gente que me apetecía, como Diana y Paula, los compis del Qué!, mis sobrinos... La primera que vi fue, aparte de Alicia, a Emma. Tan preciosa, delicada, educada y dulce como siempre. Por fin el Día de Reyes corrí con un petardo en el culo a Aldaia para ver a mis soles: Julián y Daniela. El largo y fuerte abrazo que me dio Julián y la traviesa sonrisa de Daniela me dan fuerzas cada vez que aquí las necesito. Daniela seguía tan pilla como siempre, y Julián tan terremoto. Locuraaaaaaaaa. Nada había cambiado. Los vi felices, llenos de energía. Jugamos juntos, les acosté, les leí un cuento, les recogí del cole otro día... Tan agotadoramente simpáticos y adorables. Mis niños, los quiero hasta la médula. A Pablo lo vi el viernes. ¡Más simpático no puede ser! Está guapísimo, ¡me lo comía a besos! Me quedé con ganas de estar un ratito más con él. Me quedé con ganas de ver a María, Nieves, Susana, Ari, Emilio, Sere, Cris... pero el tiempo no daba para más. Los siento amores, ¡la próxima vez sin falta!

Karen llegó el día 8 aprovechando una tregua que la nieve le dio durante la mayor nevada en Inglaterra de los últimos años. Más que turismo hizo family-turism. Digamos que conoció el modo de vida español. La Dani & Lolita's dinner fue todo un éxito. Os doy las GRACIAS, de corazón, a tod@s los que estuvisteis con nosotros e hicisteis de la cena una noche para el recuerdo. Veros a tod@s allí nos llenó mucho. El momento CAAAAAAAAAAMAAAAAAAAAAREEEEEEEEEEEROOOOOOOOOOO!!!! QUÉÉÉÉÉÉÉÉ????? creo que no defraudó a nadie. El sábado casi no me despedí de nadie. No tenía ganas. Tampoco hacía falta. Lo de siempre, lo que realmente me apetecía: jamón y cerveza a las 14h en la tienda, un paseo con Rebe y Remy y un café en las Torres de Quart. La última cena, en casa, con Dani, Karen, Padres y Rebe.

Llegamos a Birmingham puntuales y con más fuerzas de las que pensaba. Y es que la vida sigue. ¡SIGO! llena de 'energía'. Donde sea, pero siempre a tu lado.


2 comentarios:

  1. Me ha encantado. Sobretodo la sinceridad con que lo has escrito. Creo que la proxima vez que vengas lo vas a disfrutar más. Todo i tod@s lo que quieres i os queremos estamos aquí esperandoos y cada minuto que estemos juntos vale por mil. Pero la vida a veces no se desenvuelve en el lugar que queremos, por eso debemos apreciar el lugar en el que estamos aunque no nos guste muchoy saber apreciar, como veo que tu ya sabes, los momentos y la persona con la que compartimos esos momentos. Os queremos muuuuuucho y así segui`´a siendo a pesar de esta "poca distancia" que nos separa.Un besoooooote. Carmen Rab.

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  2. Lolita, mi niña, me hubiese encantado verte. Qué mal se lleva a veces la distancia, verdad? Al menos, me alegro de que seas capaz de apreciar lo importante que es compartir esos momentos de añoranza con una persona importante a tu lado. La diferencia es abismal, te lo aseguro. Bueno, ya me he hecho seguidora de tu blog ahora que yo he parido el mío. Supongo que te imaginarás quien soy, así que no te lo digo para conservar el anonimato de mis escritos.
    Mucha fuerza y sobre todo, mucha alegría al recordar la brisa del mar.
    Mil besos

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