Corrige en verde

El 29 de enero terminé de cuidar a una niña piojosa. Suena cruel pero es literal. Aunque cuando quería era simpática, tuvo piojos durante los tres meses que la conocí y lo más seguro es que sigan en su cabeza. El subconsciente es muy fuerte. Me impulsó a correr en cuanto cerré la puerta de esa asquerosa casa por última vez. Colina abajo, corría contenta, con energía e incluso sorprendida de mi propia reacción. ¡Qué agusto corrí hasta la parada del autobús! Final del peor trabajo de mi vida (fregando platos en el Blanco y Negro por lo menos me descojonaba de risa con los compañeros).

El lunes pasado empezó mi primera semana de prácticas en el instituto. Nuevo trabajo, nueva profesión, nuevo (casi) idioma. Demasiadas cosas nuevas que no me dejaron disfrutar del reto que tenía delante. Hasta el miércoles no empecé a sentirme más cómoda, lo que equivalía a enterarme un poco mejor de las conversaciones en el departamento. Conocí a los que serían mis alumnos, e incluso les resolví algunas dudas. Tendré clases del Year9 (como un 8º EGB) de unos 30 alumnos de 13 años, hasta del Year13 (como COU) con sólo 2 ó 4 estudiantes. Aunque es verdad que el español es una optativa. El francés es la segunda lengua. Sólo el 8% de los estudiantes llega a la universidad, según me dijo un compañero. Y el precio de los estudios universitarios varía en función de la renta de tus padres. Cuando más dinero entra en casa, más caro es formarse.

El jueves ya iba construyéndose en mi cabeza el esquema de trabajo que tendría que seguir, la organización del centro, las responsabilidades de los profesores fuera de las aulas... Eso me hacía sentirme mejor. Una de las cosas que también me llamó la atención es que los alumnos no entran en clase hasta que el profesor no les da permiso, y lo mismo para sentarse. Y las correcciones, en verde. "O en morado, rosa... como quieras, pero no en rojo, que piensan que son muy duras", me advirtió la profesora a la que voy a cubrir. Así que corregiré en verde, mi color preferido. El de la esperanza... de aprobar. La sensación del viernes fue muy distinta a la del lunes. Simplemente tenía que pasar por ahí.

Me siento completamente capacitada para hacer este trabajo. Lo único que me preocupa es el inglés, pero hasta eso superaré. A pasos agigantados. A fuerza de tropezar y caerme. Tengo por delante un reto que me va a exigir pero que voy a alcanzar, aunque sufra en el camino, y me va a realizar muchísimo. El viernes observaba a Helen, docente a la que sustituiré, y me veía en su lugar. Creo que mis alumnos aprenderán mucho español conmigo... y yo inglés con ellos. Ellos no lo saben, pero me van a enseñar tanto inglés como yo español a ellos.

Empezaré el 22 de marzo. La próxima semana de prácticas será a principios de marzo. Ahora aprovecharé para prepararme clases y buscarme materiales. Todo, sin olvidarme de mi objetivo. El autor de Ghosts of Spain, Giles Tremlett, también empezó dando clases de español. Tremlett es corresponsal de The Guardian en España.