Por fin. Mi grupo más complicado ha acabado hoy el colegio. Muchos no volverán a pisar un centro educativo nunca más en su vida. Pocos seguirán con sus estudios cursando Sixth Form, lo que equivale al Bachillerato español, pero por supuesto sin Francés. ¡Hasta nunca, Francés!
Y como ocurre en muchos más aspectos de la cultura inglesa, la fiesta ha sido muy americana. Pero no ha conseguido despegarse del carácter rural de la zona. Digamos que el instituto se encuentra en un Utiel de Valencia. A las ocho de la mañana todas las niñas ya estaban peinadas de peluquería y vestidas con sus mejores galas, que no las mejores galas, en la High School. Los niños, de traje. Y qué buenos parecían.
Después de ir a la iglesia, de la entrega de premios y la comida en el salón de actos, ha empezado la celebración por cuenta propia de los estudiantes. Esto incluía una procesión de chicos conduciendo enormes tractores por la calle principal del pueblo, donde está el colegio, y una limousina llena de niñas emocionadas por recorrer las cuatro calles en un interminable Hummer convertido en discoteca. Qué contrastes. Así ha sido la celebración del día de despedida de los Año 11. ¡Buena suerte!
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